Quentin Tarantino es un hombre que no deja indiferente a nadie. Su gusto por la violencia absurda sólo se puede equiparar a su pasión por la comedia ácida que satiriza la sociedad, sea actual o de otros momentos históricos. Durante su carrera ha creado auténticos iconos de la cultura pop en obras como Pulp Fiction o Kill Bill, logrando por lo general un equilibrio redondo entre substancia y estilo. Hace un mes se estrenó la última película del director, de ritmo lento y metódico y que quizá no haya revolucionado nada, pero que supone un añadido sólido y meritorio a la ya de por sí fantástica filmografía de Tarantino. Analizamos The Hateful Eight. [caption id="attachment_2150" align="aligncenter" width="501"]helm Una vez más se trata una cinta centrada en los diálogos y el carisma de sus protagonistas.[/caption] La acción se sitúa en el estado de Wyoming a finales de los años 1860, poco después de la Guerra Civil Americana. Un cazarrecompensas llamado John Ruth -interpretado por Kurt Russell- se encuentra transportando a Daisy Domergue, conocida criminal, para que sea ahorcada públicamente en la ciudad de Little Rock. Durante el viaje por el paraje nevado se encuentran con el ex-sargento Marquis Warren (Samuel L.Jackson) y con Chris Mannix, hijo de un famoso militar. La fuerte ventisca les obliga a permanecer durante unos días en la Posada de Minney, amiga de toda la vida de Warren. Pero Minney y sus trabajadores habituales no están, substituidos por unos tipejos altamente sospechosos. Las horas pasan y las sospechas de que uno de ellos sea un cómplice de Domergue aumentan exponencialmente. ¿De quién se tratará? La primera cosa que hay que tener en cuenta es que esta es una película lenta, incluso para los estándares de Tarantino, que se toma su tiempo para introducir debidamente a los personajes y el contexto, con lo cual la situación no se pone escabrosa hasta que ha pasado más de una hora y media de metraje. ¿Es esto algo negativo? Lo cierto es que no. En ningún momento me sentí aburrido en el cine, si bien cabría remarcar que me sobró un poco de redundancia; algunos de los rasgos de los personajes son repetidos después de haber sido establecidos. Es bien sabido que Tarantino ama a sus personajes, pero da la impresión de que temía que parte del público no fuera capaz de captar las sutilezas interpersonales al momento. Esto afecta al nudo de la película, ralentizándola, y quizá le sobren unos minutos de duración a la cinta. El 90% de la película transcurre dentro de un único edificio, y por tanto el movimiento de la trama depende completamente de las relaciones interpersonales y los diálogos. Pero en ese punto cumple con nota, y la tensión va augmentando lenta pero progresivamente, sin que se sienta forzado. Los personajes no son profundos pero sí carismáticos, y hay un puñado de momentos realmente hilarantes; es posible que la mezcla entre violencia extrema y humor negro que catapultó a la fama al director haya alcanzado su cénit con esta cinta. Gracias a ese ritmo el tercer acto logra ser mucho más satisfactorio que el del western que la precedió, Django Desencadenado, sin llegar a sobrecomplicarse argumentalmente. También se puede apreciar que esta película se ha visto influenciada por La Cosa -magistral cinta de terror dirigida por John Carpenter en 1982-, al compartir la misma estructura: un grupo de personas atrapado en un edificio por culpa de una ventisca (entre ellos Kurt Russell), alguien es un traidor y quién es la pregunta. A pesar de la predominancia del humor la película ofrece mucha tensión, y el baño de sangre que toma lugar en el tercer acto compensa sobradamente la lentitud de su introducción. [caption id="attachment_2161" align="aligncenter" width="492"]THE HATEFUL EIGHT Resulta casi enfermizo el grado de detalle puesto en el escenario y la iluminación.[/caption] La cinematografía es excelente. El uso del plano secuencia y de los cambios de foco complementa el estilo minimalista de la narración. Los decorados, por su parte, exhiben un increíble nivell de detalle gracias a la iluminación, que aporta un tono sobrio a las escenas. Cabe señalar que Tarantino rodó esta película en formato de 70mm, que sólo pudo emitirse en cines selectos, relegando a los demás mortales a ver la versión digital estándar (que se ve terríficamente bien, aún y así). La película cuenta con una banda sonora de mano del inigualable Ennio Morricone, que mantiene el icónico estilo de western desenfadado y sobreactuado, encajando como anillo al dedo en la cinta. Las actuaciones, por su parte, son remarcables y denotan la complicidad entre actores veteranos y director. En conjunto, el acabado audiovisual es prácticamente redondo y es difícil hallarle agujeros. The Hateful Eight puede no suponer ningún giro en la carrera de Quentin Tarantino, ni va a ser recordada como una obra atemporal, pero lo que sí es es entretenimiento de calidad hecho con mimo y unos valores de producción fantásticos: una película divertidísima y consciente de sí misma, y un espectáculo que merece verse en la gran pantalla. 4-stars Esta review funciona a modo de aperitivo para lo que será Butaca 64, la nueva sección dedicada al mundo del cine de la cual podréis disfrutar muy pronto en FreeWorld Productions.

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