Este artículo, pese a estar bajo el nombre del redactor Víctor Gallardo, ha sido escrito por Dobleuvedoble y, dado que no es colaboradora habitual (al menos por ahora), no tiene ficha de autor.

Escribo esto en mi cama mientras mi cara parece la de una yonqui, me duele la cabeza y como croissants con chocolate. La escena es digna de película mierdil. Mierda, como mis sentimientos últimamente.

Tengo la necesidad de quejarme y no sé ni por dónde empezar. Podría hacer una lista de esos sentimientos y explicar el porqué de ellos.

SORPRESA. Es lo que he sentido al ser consciente por fin, de que he sufrido maltrato por parte de mi ex pareja (no es fácil para mí escribir esto y saber que mucha gente lo va a leer; me da miedo, no sé si de parecer débil, o de que me juzguen a mí, o de que le juzguen a él, o directamente de reconocérmelo a mí misma). Sorpresa he sentido también al no recibir apoyo, y en vez de eso burlas, injurias, y pasividad (os recuerdo que si no os posicionáis estáis del lado del agresor), por parte de personas a las que consideraba amistades y otras a las que consideraba compas porque se supone que son feministas. Sorpresa he sentido cuando una de mis mejores amigas me ha confesado que el mejor amigo de su padre se le insinúa, se aprovecha de ella y la acosa desde pequeña y no se ha atrevido a contarlo a nadie. Sorpresa he sentido cuando mi madre me ha dicho que el padre de un amigo de nuestra familia acaba de matar a su esposa, después ha intentado suicidarse pero sigue vivo. He sentido sorpresa al ver importantes actitudes machistas de quien no me lo esperaba. Comprenderéis que después de todo, ya no me sorprendo de nada

IMPOTENCIA. He sentido al no poder cortarles los huevos al agresor de mi amiga ni al asesino; al no poder tener una varita que arregle todo lo dicho anteriormente; al no poder acompañar a mi otra amiga que por WhatsApp me cuenta que esa noche se desvía de su camino para no pasar por delante de un grupo de tíos, porque no es la primera vez que la acosan por la calle.

RABIA. La que no cabe decir que siento con todo esto. Un chico cuelga una foto en Instagram agarrándose los huevos y indicándome con el dedo que me jodan, y en la descripción de la foto reza “Para ti feminazi de mierda”; el mismo chico que hace unos días me decía que le encanta la libertad que transmiten mis fotos, que los cuerpos son naturales, que estoy muy buena, que se la pongo durísima, que me da su polla para comer… Hasta que le di un ultimátum después de otras veces en las que le dije que no quería sus comentarios de ese tipo. Entonces se indignó. “Yo no soy un machista baboso”, “feministas que sólo quieren enseñar el coño”, “haced algo por las mujeres” (dice mientras acosa), “vete a fregar o a barrer, feminazi”. De repente en la TV cuentan que un hombre ha prendido fuego a su mujer. Vuelvo a meterme en Instagram y lo primero que veo son capturas de pantalla del móvil de otras chicas en las que los hombres las acosan por mensaje privado. Creo que me va a petar una vena. Hoy un chico de mi instituto ha dicho que va a hacer un trabajo sobre el hembrismo y la discriminación del hombre; al cabo de unos minutos todo esto se ha acumulado en mi cabeza y me he cabreado mucho.

MIEDO. He sentido cuando mi ex novio me saturaba el teléfono móvil y el de casa, pensando que en cualquier momento se presentaba en mi puerta (cabe decir que en ese momento también sentí rabia y si lo hubiera tenido delante le hubiera reventado la cabeza); el miedo me invadía también al recordar cómo ese hombre me hacía sentir como una máquina sexual y me tocaba delante de mis amigos y mis padres aunque yo le dijera que no, o a veces no me atreviera a decirlo claramente. He sentido miedo al pensar que podía encontrarme por la calle al chico de Instagram del que hablaba. También lo he sentido por si a mi amiga le pasaba algo volviendo a casa a altas horas de la noche. Miedo siento a veces cuando intento disfrutar de mi sexualidad y sé que me van a juzgar. Miedo, o desconfianza, o llámalo X siento ya de cualquiera.

DECEPCIÓN. Sobretodo al ver cómo mujeres, y mujeres que se supone que son compañeras en la lucha feminista, se ríen de otras (como por ejemplo yo) cuando decidimos hablar de nuestras experiencias, o no nos apoyamos cuando hace falta. Decepción siento cuando nos comparan el feminismo con el nazismo. Decepción siento cuando digo que quiero estudiar Promoción en Igualdad de Género y por unos segundos se hace el silencio.

Nos están matando, nos están haciendo vivir con miedo. Que seas una mujer y no hayas experimentado nada “fuerte”, no significa que mañana al salir de fiesta no vayan a violarte, ni que sea como sea van a pagarte menos por el mismo trabajo que un hombre. Abrid los ojos.

Tener conciencia de la realiadad sin duda a veces es duro, pero no puedes alejarte una vez la tienes. Utilicémoslo para hacer un mundo mejor. Mujeres, personas no binarias, unámonos para hacer de este un mundo nuestro también. Hombres, mirad más allá de vuestros falos, escuchadnos, preguntad a las oprimidas qué podéis hacer para acabar con la desigualdad, y dejad la prepotencia de vuestra posición privilegiada en casa.

Y a partir de ahora, cuando vuelva a ver y vivir agresiones machistas, se va enterar todo Dios y quien las cometa se va a arrepentir.

Hasta otra.

error: Content is protected !!