El día 21 de marzo del presente año 2016 sucedió un fenómeno sin precedentes. El posiblemente último concierto de Lee “Scratch” Perry en Barcelona se llevó a cabo ese día y fue, sin dudarlo una velada apoteósica dónde convergieron en perfecta armonía ritmos jamaiquinos, oraciones rasta, y una cálida felicidad que envolvía el ambiente abarrotado de humo de marihuana. El evento empezó a las 21:00, los músicos que acompañaban a Scratch comenzaron con una instrumental que anunció la presencia del músico y la sala -que se encontraba impaciente por la llegada de tal semidios- rugió bizarramente al contemplar patidifusos a un octogenario Lee embutido en sus siempre escandalosos ropajes rindiendo como si aún no hubiera abandonado su tierna juventud.
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“Yo no voy a morir. Nunca. Solo mueren los que pactan con el demonio y yo no pacto con él”
Dijo Lee en una reciente entrevista. Nos quedó bastante claro a todos los presentes en el concierto que ganas de morir no tiene, hecho que corroboramos con sus exhaustivos bailes, salmos y vinos.
El concierto transcurrió con una vibración muy sentida, se habían interpretado ya unos cuantos temas del Super Ape, y un conjunto de clásicos como Disco Devil o Fisherman Dub,el público bailaba enloquecido cuando de pronto Perry se sacó de una bolsa -que podría haber pertenecido a un ermitaño alquimista- un peta que nada más encenderlo provocó euforia entre el público que le acompañó encendiendo más y más porros. Aquello elevó el evento a la magnitud de ritual: Era tal el misticismo que rodeaba a este genio que, de vez en cuando, se paseaba cerca de la primera fila e iba dando la mano a todo aquél que la acercara,como un profeta bendiciendo a sus fieles seguidores; Lee chamanizaba todo aquello hasta el punto de sanar con su música
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Al final, fue una lástima no poder conocerle en persona y poderos traer algunas palabras suyas dedicadas a este blog, pero al fin y al cabo, todo el concierto se podría traducir en un ritual religioso de una hora y media (aproximadamente) en los que sé convirtió, a quien no lo era, en eternos feligreses suyos porque ya os puedo decir que nunca voy a poder olvidar este espectáculo. Cuando le ví en el Rototom creí haber disfrutado de un enorme concierto de Lee Scratch Perry; Más lo sucedido en Sala Apolo ha sido un evento de una trascendencia superior. Su recuerdo me acompañará siempre y dado que una persona no muere del todo hasta que deja de ser recordada, puede que Lee “Scratch” Perry tenga al fin y al cabo razón y jamás muera.
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