Este artículo fue escrito el día 27 de octubre de 2016, a eso de las 12 de la noche.
Hoy es un día triste.
Hace ya una o dos semanas, me contactó nuestro webmaster para anunciarme que en menos de medio mes mi querido dominio diariodeunmusicopata.com expiraría y perdería el control absoluto sobre él.
Hoy ha llegado el temido momento y a las 10:30 de la mañana me he dado cuenta de que ya me había abandonado.
Ese nombre de dominio me ha acompañado desde el artículo aquél del concierto de Ky-Mani Marley en la Apolo de Barcelona. Fue al día siguiente cuando se me ocurrió ese nombre para el blog, claro que entonces todavía estaba en blogger.
Pasados 6 meses, hablando con la padrina de todo esto (que en aquellos tiempos era FakolyWise Productions), me recomendó pasarme a WordPress y tener un dominio propio y así fue como nació diariodeunmusicopata.com.
En este dominio publicamos las primeras entrevistas que hicimos, de un modo realmente penoso decente para no tener ni idea de como van las cosas en este mundo. Todavía podéis encontrar la sombra de lo que fue en diariodeunmusicopata.wordpress.com.
Si miráis donde la pestañita, hasta podréis ver el logo que le puse cuando era un indie de la vida, tributo a dos grandes videojuegos. Que friki que soy, joder.
Pero la vida es dura, las cosas se pagan y este año no ha habido presupuesto para seguir manteniéndolo redireccionado a nuestra actual web. No me ha quedado más remedio que ver como me daba un portazo en toda la cara así abandonándome puede que para siempre.
Aun así, si uno de vosotros aprovecha y lo compra, que sea responsable, que lleva un gran legado encima y por favor, por lo que más queráis, no me publiquéis mierda en él. No sería respetuoso, aunque al fin y al cabo yo ya no tengo ni voz ni voto sobre ello. Una lástima.
En fin, dejo de daros la vara ya que es tarde y yo, un frustrado. Creo que la mejor forma de despedirme de mi dominio es la siguiente:
[embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=2DA3pRht2MA[/embedyt]
Hasta la vista, compañero. Vuela libre y sé feliz hasta que alguien te haga bajar de nuevo a la tierra.