Llevo 20 años jugando a Pokémon“. Es el mensaje de saludo que llevo en mi perfil de la Festi Plaza, y también un hecho que puedo exhibir con orgullo. Por edad, soy de esos que se enamoraron de Pokémon al instante al primer contacto. Y como otros tantos, no me he despegado hasta hoy. Seré sincero: a pesar de que nunca he dejado de considerarme más que un fan, un friki de la franquicia, he visto altibajos. Sin perder un ápice de calidad, sí he visto pérdidas de originalidad, carisma, magnificiencia. Puedo citar más de 150 Pokémon de la quinta generación y seguramente sólo consideraría realmente trascendentes a Landorus-Therian, Excadrill, Genesect y Scolipede. No es que los demás fueran feos o faltos de inspiración, simplemente eran olvidables. Igualmente pasaba en XY, donde la megaevolución era la razón única de ser del título, todo giraba en torno a la misma simple adición a la fórmula y todo se quedaba en “pasable”. Síntomas de agotamiento que eran inevitables con los años. La respuesta de Game Freak al problema parece ser la sustitución de Junichi Masuda por Shigeru Ohmori en el cargo de director tras su exitoso debut en Rubí Omega y Zafiro Alfa, los remakes de la temporada de RSE en 2014. Y la verdad es que el cambio de aire le sienta de maravilla al título. Ya lo dijo Jesús Bella en el análisis de 3DJuegos: “Este videojuego es el ejemplo paradigmático de cómo la serie ha cambiado con cada entrega, sin cambiar realmente nada“. Me explico.
Planteamiento completamente nuevo, con aroma a clásico
Game Freak pudo apostar por lo fácil. Seguir con la ley del mínimo esfuerzo, darnos una Pokédex e invitarnos a explorar la región de turno luchando en gimnasios, derrotando un megalómano egoísta que pretende usar a los Pokémon legendarios para liarla parda y luego luchando en la Liga Pokémon. Pokémon Sol y Luna (SM a partir de ahora) hace exactamente eso mismo, pero cambiando por completo la forma de hacerlo. Así pues, la región de Alola, inspirada en Hawaii, sirve de telón de fondo para realizar el Recorrido Insular, que viene a ser la típica parafernalia de hacerte con las ocho medallas de gimnasio para ganarte una oportunidad en la Liga Pokémon regional. La novedad aquí es que los gimnasios se sustituyen por pruebas, que no tienen mucha más complejidad que un gimnasio de toda la vida, pero al menos se presentan de forma mucho más variada, sin esperártelo apenas, y te proponen desafíos más variopintos: haz fotos a los fantasmas del local abandonado, memoriza un baile para decir las diferencias o identificar unos sonidos. Como puedes comprobar no es tanto el desafío en sí como la forma tan agradable de llevarlo, casi siempre con un chiste, un susto, un poco de tensión, o misterio. Las emociones y el factor único del desarrollo de cada prueba son los ingredientes que hacen que sepa tan bien. Por otra parte, ya no tenemos al típico profesor perezoso que te hace entrega de la Pokédex y te dice “niño, hazme el favor de irme al Polvillo y ya que estás capturas un animal de cada especie que compone la fauna del país”. En su lugar, el nuevo profesor te pide el mismo favor pero yendo contigo y tus amigos a todos lados. Proporciona una sensación de protección y progreso que era necesaria para justificar que tu madre te dejara irte solo a patearte la región entera con 11 añitos, y también aporta una muy sana dosis de humor. Ohmori ya confesó que quería estudiar y revisar elementos clásicos de la fórmula, y el profesor Kukui, nuevo David Hasselhoff oficial de la saga, es sólo un ejemplo. El rival es un concepto que lleva ahí desde siempre, pero parece que cada nuevo giro de tuerca que se le ha dado ha ido a peor, al punto de que en XY teníamos literalmente a Gigante, Tsuneo y Shizuka para complementar un rival sin personalidad. En SM la cosa cambia, cambia mucho y a mucho mejor. Los más veteranos recordarán a Azul de la primera generación, y no sólo vuelve en persona al final del juego, sino que también regresa espiritualmente en forma de Gladio, un muchacho que no es realmente el personaje rival pero que hace las veces del niño edgy que se te adelanta, te putea y se toma los combates en serio. Como Azul, sí. Y resulta que forma parte de un trío lalalá que es mucho, pero mucho más interesante, variado y maduro que en el pasado. El tema de amigos y rivales colectivos es una cosa que lleva con nosotros desde 2010, pero nunca se había hecho con tanta lógica ni tanto éxito como hasta ahora. En tu nuevo grupo de amigos están Tilo, Lylia y más tarde Gladio, junto al profesor Kukui. Estos personajes cumplen el rol de amigos, pero también avanzan en la aventura junto a ti, tienen sus propias historias y tienen atados todos los cabos de la trama desde el Recorrido Insular pasando por los villanos, los Pokémon legendarios y la Liga Pokémon. Es tal el punto de compenetración por estos personajes, que por fin demuestran complejidad y riqueza, que tu madre llega a cuestionarte si te gusta Tilo o Lylia. Es una chorrada que ocupa una línea, pero a mí me parece digno de mención porque aborda el tema de la sexualidad de tu personaje con absoluta naturalidad, sin bombos ni platillos, sin timidez y con la lógica que hay detrás de un personaje al que inevitablemente se le coge cariño.Adictivo de principio a fin
No hay muchos Pokémon nuevos, pero oye, todos tienen estilo y personalidad
Lo que acabo de contar sobre tu grupito de amigos del juego no sólo es una revisión muy positiva de la historia, con todos los aspectos de la trama relacionados y entretejidos por tus colegas y no por inútiles de la talla de Aquiles y Magno en RSE que ni tenían sentido ni nada que ver contigo (por si no os acordáis, los muy paletos querían cubrir el mundo en agua y tierra respectivamente). El nuevo sistema de progresión es bastante más lineal que en el pasado y con un sistema muy parecido a las quests que esperarías de un RPG de sobremesa. Los eventos del juego se desarrollan en un orden muy específico y acercarte o hablar con los personajes marcados con una banderita en el mapa (que por cierto, viene integrado en la RotomDex, un compañero inédito en la saga, tiene su propia personalidad y da la sensación de compañía permanente). Así que cada vez que terminas una conversación importante, te asignan directamente el nuevo objetivo. No existe ese punto que tenían los anteriores de “vale, ya tengo la medalla, guardo y luego sigo”. Aquí no tienes eso, no te puedes librar de la adicción. Cuando te dan un Cristal Z al final de una prueba (como las medallas, pero con utilidad real en el juego, thank God) ya te dan inmediatamente una dirección a la que ir y cuando vas, pum, nueva ciudad, nuevo microrrelato y ya estás enganchado inmediatamente en algo nuevo. Para colmo hay una muy buena parte de progreso que se ve inteligentemente cosida con cinemáticas. De muy buen gusto, todo sea dicho. El control de la cámara y la gesticulación de los personajes, me recuerda a la metodología aplicada por CD Projekt en el tan gustosamente abanderado The Witcher III para no matar de aburrimiento al sector quinceañero de su público mediante horas y horas de puro diálogo. En Pokémon como es evidente no pasa eso, pero sí que hay un fuerte avance a la hora de mantener el interés en los diálogos, permitiéndote elegir a menudo una respuesta (incluso si no cambia la reacción del personaje con el que conversas), y merece la pena añadir que las pocas cinemáticas que hay son de un gusto exquisito y aparecen en situaciones de emoción máxima que merecen emplear recursos especiales. Sin ánimo de hacer spoilers, hay partes de las que te dan ganas de ir a los foros de Nintendo a suplicar “¡haced una película sobre esto!” No quiero engañar a nadie: la nueva aventura tiene un ritmo algo más ligero que en el pasado y aunque esto no signifique explícitamente que sea un juego más corto, sí que es cierto que Game Freak parece haber desarrollado la necesidad de corregir el posible nuevo problema de que vayas corriendo al siguiente punto del mapa para progresar en la historia. Así, cada nueva ruta y ciudad ofrece posibilidades de sobra para que te pierdas y eches un ratito explorando, comprando ropa nueva, mirando el inventario de la tienda, echando fotos a los Pokémon salvajes o incluso completando “sidequests” como derrotar a todos los entrenadores de una ruta y luego derrotar con el más fuerte para recibir una recompensa exclusiva, encontrar Pokémon perdidos o buscar células de Zygarde, nuevos coleccionables que te permiten obtener un nuevo Pokémon legendario. Así sí da gusto buscar coleccionables.
Me voy a cagá yo ya en er joputa que madicho que sale mewto ya en
Pese a todas estas novedades, el juego sigue muy en la línea de los juegos anteriores. Como ya hemos desglosado, la estructura es la misma, pero sus contenidos son completamente nuevos. De forma similar al episodio Delta, que Ohmori usó en su debut en Rubí Omega y Zafiro Alfa para cerrar la aventura con broche de oro, los tan tamborileados Ultraentes tienen su propia questline después de completar la Liga Pokémon y que sirve para satisfacer la curiosidad de los jugadores sobre estas extrañas criaturas, que se viene alimentando desde la mitad de la aventura. Recalcar que realmente no tiene un alto grado de complejidad, pero sí se agradece, y mucho, la forma de presentarlo. Cerrado (o casi) todo el rollo de la Fundación AEther, lo que queda viene después para que te vuelques en ello, que para eso es nuevo y se han esforzado. Igualmente, unido a la caza de Ultraentes y por ende patearse nuevamente las islas, llega la novedad de descubrir partes de las islas que no habías descubierto hasta ahora, unidas a partes que ya habías visitado previamente pero que no podías completar, como las ruinas de los Tapus (cuatro espíritus guardianes), porque no contabas con la ayuda de ciertos Pokémon que te van dando en el cerco final. En resumidas cuentas, Game Freak y particularmente Ohmori se lo han montado la mar de bien. Han hecho cosas muy novedosas, y de paso han aprovechado muy bien el margen de mejora que tenían los juegos anteriores a la vez que respetan mucho la estructura y fórmula clásica de la saga. Es decir, que han elevado el listón. Y mira que no debe ser fácil hacerlo en una saga con 20 años de éxito a sus espaldas. Se han limpiado el sudor, han inyectado litros de sangre nueva y reinventado (que no reciclado) los componentes antiguos. En definitiva, es un fenomenal punto de partida para los juegos venideros, y un título sobradamente sólido tanto para novatos como para expertos, que por un lado enfatiza y riza el interés por la historia, por los personajes humanos y por los Pokémon, que se había perdido en gran medida en títulos anteriores; y por otro perfecciona el metajuego, no absento de decisiones polémicas, incluyendo nuevas especies que disputan roles y maneras de jugar muy novedosas, variadas en dificultad y planteamiento, y más simples y originales, a la vez que cierra a la puerta las especies que pueden romper ese equilibrio y tuvieron su momento de gloria en el pasado.Apartado técnico
A pesar de que Pokémon siempre ha acompañado en lo técnico a las generaciones de consolas de Nintendo, en los casos de Blanco y Negro y Sol y Luna, Game Freak ha tenido que enfrentarse al hecho de ofrecer algo bonito y poderoso repitiendo consola. El caso de Sol y Luna es más interesante si cabe que en el pasado porque haciendo memoria, XY ofrecía 3D sólo para algunas situaciones específicas como los combates o las CGI, y aún así daba muchos problemas con la tasa de imágenes por segundo. Ahora, Game Freak ha optado cortar por lo sano y ofrecer el juego en completo 2D. Gracias a esto se han permitido añadir al motor algunos efectos de iluminación en tiempo real que quedan bastante vistosos en los coloridos escenarios de combate (que ahora tienen algunos elementos dinámicos en el fondo, las sombras de los personajes y son mucho más detallados y concretos que en el pasado) y en cuevas y otros entornos naturales. Hablando de cosas como lluvia o niebla, son cosas que le sientan de maravilla a la serie y que ayudan a la inmersión en el entorno, junto con muchas nuevas animaciones como bailar, colarse por un sitio estrecho o subir por una cuesta empinada. El resultado es un juego vistoso, bonito, más fluido y agradable de jugar, con más soltura, cohesión y libertad de movimiento e interacción. A todo esto, se le suma el hecho de que el mejorado control de la cámara, las acciones de los personajes y sobretodo las cinemáticas sean de muy buen gusto y calidad. Incluso aunque sean cortas y escasas, recuerdan a lo que esperarías ver en una película. Si visual y técnicamente es sólido, la otra cara de moneda que es el apartado musical es indiscutible. Las melodías antiguas que todos los fans conocemos están ahí, algunas actualizadas o adaptadas a la nueva ambientación. Otras, completamente nuevas, están perfectamente integradas. No es sólo ya el ritmo pegadizo y simpático de siempre, sino también la valentía de incorporar voces al lenguaje universal de la música, y también de traer temas disruptores como el de los Ultraentes, que acompañan el hecho de que sean criaturas extrañísimas.[embedyt]https://www.youtube.com/watch?v=E4qdUsfuhh0[/embedyt]