Esa noche llegué a Barcelona con el pensamiento de que apenas conocía al grupo del cual tenía que escribir, días atrás había tomado la decisión de aventurarme a ir a ver un grupo del cual no había oído hablar. El aire de la noche comenzó a notarse, yo había llegado antes que Víctor, así que tuve que esperarlo en frente de ese templo que lleva el nombre del dios Apolo.Entonces vi humo como de incienso que salía de un recipiente de cristal a unas personas de aspecto maduro, entonces lo supe, eran ofrendas, se purificaban antes de asistir a la ceremonia.De repente llegó Víctor, compartimos un bocadillo vegetal y nos pusimos en sintonía.

Entramos al templo, había oído que hacían dos conciertos en el recinto mientras estábamos en la cola, había mucha gente por los alrededores. Yo me encontraba emocionado por ir a descubrir al grupo, me tomé el trabajo de escuchar algunas canciones de “Groundation” antes del concierto, así que sabía que lo más seguro era que me iban a sorprender.Cuando bajamos, justo a la hora de empezar el concierto, eran las 21:30, aún tocaba el telonero, que solo por los instantes en que bajábamos a la zona de fumadores me creo buena impresión.No estaba anunciado y ese día no pude saber nada de él, después de una investigación que al principio fue infructuosa, encontré el nombre para vosotros: Pierre Nesta, parece que por parte de la indústria no hay mucho interés en publicitarlo, así que él mismo lo hizo en la página del evento en facebook, gracias Pierre.

En la sala de fumadores Víctor y yo hablamos sobre la estrategia a seguir y en esos momentos nos encontramos con Miguel. “¿Quién es Miguel?” Eso me preguntaba también yo, entonces mi compañero nos presentó, era un compañero de profesión, escribe para una revista especializada en temas africanos. Una vez hechos algunos amigos, era la hora de subir y Víctor hizo una parada táctica en el lavabo. Mientras tanto Miguel me señala hacía una persona sin dudar y me dijo que era alguien del grupo, así que aprovechamos para hacernos una selfie, parecía que la noche no dejaba de mejorar.

En la subida Miguel se extraña y nos dice que aquí no es el concierto (la sala 1), nosotros en cambio, en tono relajado, le dijimos que veníamos a ver Groundation, habíamos hablado antes sobre el concierto y no nos habíamos dado cuenta de que hablábamos sobre dos conciertos diferentes. Miguel iba a otro concierto, aquel con quien me había tomado la foto era del otro concierto, por mis adentros me estaba riendo como un cabrón. Después de esta situación divertida nos dispusimos a disfrutar el concierto desde primera fila.

Groundation es un grupo con varias influencias estilísticas pero las más claras son el reggae, el jazz y el dub, desde que se subió al escenario el grupo de California se noto la mezcla. Nos sorprendió una mujer que no estaba en el escenario, estaba debajo pero también era música, podía parecer un técnico, pero no lo era, inmediatamente se podía notar, trabajaba apasionadamente con cada beat, ella era la responsable de la mayoría de sonidos electrónicos, era quien ponía la parte más dub y fácilmente podría superar los 60 años, querría suponer que el no estar en el escenario se debe al equipo que llevaba, pero al buscar por internet no encuentro a esta misteriosa mujer.

Víctor también se dejó llevar por el misterio y la fotografió, así como no desaprovecho fotografiar la lista de canciones que antes alguien había puesto para que los músicos la utilizaran como guía, un alivio para alguien que tiene que escribir sobre un grupo que apenas conoce. En la lista se encuentran canciones del nuevo álbum “The Next Generation” y también clásicos de siempre para el gusto de sus fans. Quizás el nombre de su nuevo álbum se deba a sus nueva formación, para quien no lo sepa “Groundation” no siempre han sido los mismos excepto por el cantante, aunque intentan mantenerse auténticos a la vez que frescos.

El bajo de la agrupación, Isaiah Palmer, con los ojos rojizos, rostro negro y mirada asiática era para mí el director de la marcha, de bajos muy marcados, casi marciales, que desprendían ganas de mover la cintura, atrás suyo, el bombardero de las cajas y el bombo Jake Shandling haciendo tronar y moviéndose en la tormenta; al borde el sonido electrónico atmosférico de la señora desconocida que increíblemente daba juventud, trabajo increíble de los teclistas con especial atención a Marcos Urani y su atuendo traído directamente desde 1957.

Sobre el cantante y guitarrista Harrison Stafford el cual tiene una voz auténtica, muy propia, he de decir de él que me sorprendió que con su guitarra tocara las contras hacia abajo en lugar de hacia arriba como se acostumbra, puede parecer una tontería pero eso modifica la sonoridad ligeramente, en vez de las notas presentarse de la más aguda a las más grave él invierte el orden, difícil de notar para los oídos poco entrenados, me provocó mucha curiosidad como guitarrista, todavía no se el porqué. El otro guitarrista Eduardo Gross supo mantenerse en la clave y hacernos disfrutar con solos al más estilo jazz con algo de sabor latino igual que el trompetista de raíces orientales cuyo nombre desconozco. Las coristas increíbles, ellas se ocupaban de que nunca faltara nada.

Durante el concierto muchos mensajes en contra del orden babilónico, Sttaford no desaprovecha momento para mandar mensajes sociales, por su atuendo parece un universitario blanco que descubrió las vibraciones jamaicanas, pero sus palabras destilaban ya experiencia. Especial atención al “I and I”, la consciencia en la unidad a la vez que en la multiplicidad, la interrelación del todo, y así fue el concierto una sola conciencia, pero múltiples experiencias, es una suerte que con la música sea más fácil darnos cuenta o una desgracia que en mundo en que vivimos no seamos lo suficientemente consciente de esa interrelación y que nuestros comportamientos no solo nos afectan a nosotros si no al resto del globo.

Nuestro poder se haya en la unidad, porque poder es unidad pero oye con mucho cuidado, hablo de la unidad que tiene en cuenta su despliegue en la multiplicidad no a esa cuya misión parece ser tener como modelo solo algún aspecto de la multiplicidad, esa cuya intención no es más que hacer homogéneo al mundo. Es divertido que esta clase de conciertos se den en ese de templo de nombre “Apolo”, un dios racionalizador, culpable en gran parte de la soberbia griega del “logos”, África está destinada a llevar a cabo el Ocaso de los ídolos. Para acabar “Groundation” el nombre del grupo es de argot rastafari “grounations”, el cual resalta el aspecto del suelo (ground) y la palabra naciones (nations) para dar entender la igualdad entre todas las naciones, oh jah, jah.

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