Día 5 de julio del 2019. Tiken Jah Fakoly ha vuelto a Barcelona. Se puede oler en el aire.
Hace casi un año de nuestro último encuentro, que fue en el Rototom del 2018. Me levanto tarde, porque el día anterior estuve hasta las tantas cubriendo el Festival Cruïlla, haciendo… digamos que bocadillos vegetales con mi ex profesor de fotografía de conciertos (Jordi Vidal) y algunos fotógrafos más de la élite de la fotografía de conciertos de Barcelona. Para cuando empezaron Black Eyed Peas nos entró un hambre de flipar. Los que estuvieron allí presentes lo recordarán seguro.
El asunto es que me levanté tarde por este motivo, pero vamos, eso no me impidió comer algo rápidamente, preparar cuatro cosas y salir pitando para el museo de ciencias naturales de Barcelona para asistir a la conferencia del músico que nos ocupa esta vez, Tiken Jah Fakoly, aka el heredero cultural del reggae africano, Bob Marley, Peter Tosh y todos los demás.
La conferencia, que fue una de las Cruïlla Talks, se llevó a cabo en francés, pero tenían disponibles en la sala unos cachivaches con los que se podía escuchar una traducción simultánea. Dicha conferencia se basó prácticamente por completo en la diáspora de los jóvenes africanos que quieren una vida mejor, pero que según el cantante de Costa de Marfil, no son conscientes de que si se quedaran en sus tierras podrían mejorar la situación de su país y vivir en mejores condiciones que el esclavismo al que se ven forzados al llegar a Europa, eso si llegan y no mueren ahogados en el mediterráneo mientras Italia, Grecia y España miran con los brazos cruzados mientras las pateras se hunden.
Disculpad, estas cosas me queman demasiado. Fue una conferencia memorable. Al terminar, saludó al entrevistador, Xavi Aldekoa, periodista especializado en coberturas relacionadas con África y después se dirigió a mi, para decirme que igual después del concierto podríamos terminar la entrevista que dejamos a medias la última vez por falta de tiempo.
Seguidamente, y después de dedicar 20 minutos largos a hacerse fotos con fans que habían ido a la conferencia, se marchó hacia dentro del recinto del Fòrum para empezar su concierto.
No os hacéis idea de lo maravimagníficopendástico que es hacer fotos de día en un bolo. De verdad, es un sueño hecho realidad, hay demasiada luz por todas partes, y si además el concierto es de quien fue, ya supone un regalo de verdad.
Tiken, que venía a presentar Le Monde Est Chaud (2019) su último disco, apenas se dejó un par de temas por mostrarnos, casi que se lo marcó entero. Menudo “We Love Africa” o menudo mismo single que da nombre al álbum, en colaboración con Soprano.
Como en anteriores ocasiones, Tiken no paró de moverse en lo que duró el bolo, de un lado a otro, de arriba a abajo, dando saltos sin parar y botando cual masai preparándose para una batalla. Cómo se nota que sigue siendo el guerrero pacifista.
Ya sabéis cómo suelo vivir los conciertos de este hombre. Esta vez no fue distinto, pese a ser la tercera vez que le veo en directo. A todo esto, hay que tener presente que mi cámara apenas daba abasto a la cantidad de fotos que estaba tomando. Yo en teoría no debería haber hecho fotos del concierto pero la ocasión era demasiado magnífica como para dejarla pasar.
“Ça Vole” es y fue añoranza pura. Y eso que no tengo ni idea de hablar francés, pero como ya he dicho otras veces, no hace falta entender una canción para sentir lo que el músico pretende que sienta el espectador. La magia del lenguaje universal. Tampoco dejó pasar canciones como su clásico “Plus Rien Ne M’Ettone” o “Le Pays Va Mal“, incluso “Ovriez Les Frontiers” y “Promesses Bla Bla“. Definitivamente tengo que aprender francés.
En los bises, después de un concierto rejodidamente épico, se marcó un mix de algunos de sus temas más conocidos, uno detrás de otro, sin pausa, haciendo volver loco al público ante tal muestra de maestría y genialidad.
Evidentemente hubo bocadillos vegetales, que compartí encantado de la vida con una chica que conocí en esa misma primera fila del escenario “Enamora”. En cuanto al concierto, no sé que más decir. Si queríais saber más, haber asistido. Pero mira, estás de suerte, tu, lector que no pudiste entrar al festival, porque va a volver el 6 de noviembre a Barcelona para el Cruïlla de Tardor. Yo de ti, no me lo perdería.
Para el año que viene procuraré ganarme el photopass del festival entero y os podré ofrecer todavía mejor material fotográfico que el que os ofrezco este año).