Es curioso que mi primer artículo sea sobre probablemente uno de los mejores conciertos que he vivido. Podría decir el mejor, pero mi primer concierto fue del grupazo de Sum 41 y eso es difícil igualarlo. La verdad es que no tengo mucha idea de cómo escribir esto. Pero bueno, la música (junto con la filosofía) es mi mayor pasión, así que intentaré escribir lo que me salga de dentro. Ella, poética. En fin.

Llevaba ya un mes con muchísimas ganas de ver a Iseo & Dodosound. No podía esperar; ya llevaba más de un año siendo de mis grupos favoritos y tenía la curiosidad de saber cómo se sentiría el escuchar su música en directo. No sé si a vosotros también os pasa, pero para mí la experiencia de estar en un concierto de un artista que me gusta es un mundo diferente a escuchar su música desde mi móvil. Un concierto me transporta (si es un buen concierto) de una forma muy especial.

Era el primer concierto en el que entraba como prensa y llevaba todo el camino hasta Razzmatazz diciéndole al señor fotógrafo que iba conmigo, también conocido como Histu, que me daba mucha vergüenza hablarle al majo que nos dejaría entrar. Así que tuvo que ser Histu el que dijo que mi nombre era Mar Thomas y por qué estaba ahí (en realidad no lo sabía ni yo). Cuando entramos empezó mi fase de euforia y de no creerme lo que estaba pasando.

Ya habíamos hecho “momento piti” y quedaban cinco minutos para que empezara el concierto, así que nos metimos entre la gente y llegamos delante del escenario. Iba a ver la belleza de Iseo desde tan cerca. Todo era perfecto. Empezaba el concierto y mi querido Histu me había abandonado para hacer su trabajo; por suerte sólo serían los primeros cuatro temas.

Dodosound empezó a hacer maravillas y después de ese principio tan genial empezó a sonar Roots in the Air. El beat me transmitió tan buen rollo que no pude evitar cerrar los ojos y mover el cuerpo aunque en ese momento estuviese sola. Sonaba My Microphone y me pasó más de lo mismo. Con Flower of the Desert fue un poco diferente y se me cayó alguna lágrima; no pude evitar inundarme en el mensaje que transmite: feminismo, sororidad, independencia y mucha desobediencia al maldito patriarcado. En fin, quizá a veces soy un poquito sensible, lo reconozco.

Al tocar Zombies vi a toda sala repleta de zombies, pero zombies que sabían que lo eran, al igual que yo, yo lo sabía perfectamente. Y así con cada canción; cerraba los ojos, escuchaba las letras que cantaba Iseo y me venían en forma de imagen a la cabeza. También es necesario remarcar el momento de Chan Chan, eso sí que fue una transmisión de energía brutal.

Que acabasen con Broken Speaker hizo que nos fuéramos de ahí con toda la buena vibra. Y así nos fuimos, a parte de con muchas ganas de volver a un concierto que nos hiciera sentir tan bien como este lo hizo, . Fue un buen viaje.

Texto: Mar Thomas
Foto: Víctor Gallardo (@victorgallardm)

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