Ya sabéis lo que toca, hoy tres años ya, me cago en todo, cómo pasa el tiempo. 1,577,848 minutos aproximadamente desde que nos dejó Ángel Loza el 3 de enero de 2019. Este año no sé ni que decir, ha pasado demasiado y demasiado poco a la vez.
He aquí el tercer artículo. Aquí están el primero y el segundo.
Hay veces que incluso pasado este tiempo me pregunto qué habrías hecho tú en ciertas situaciones. Este año ha sido triste, no ha habido Rototom, no ha habido ni un sólo concierto viable y normal y no lo va a volver a ver hasta ve tú a saber cuando. Casi mejor que no lo hayas visto, te habría dado algo. O quizá con tus extremas ganas de vivir habrías mandado a la mierda al Covid tu solito. Quién sabe, por desgracia no lo sabremos nunca.
Tampoco te habría gustado escuchar que mi empresa quebró, que llevo sin meterme en un foso delante de un escenario desde hace por lo menos medio año o más y que todo es un mierdazo enorme. Justo cuando se supone que empezábamos a ver la luz volvieron las tinieblas.
Si soy sincero podría obviar el 2020 perfectísimamente y tampoco pasaría nada. Pero no neguemos todo lo bueno, tengo nuevos proyectos, si no hay fotografía musical, pues me meto a la fotografía social, y sabiendo cómo eras, hasta habrías querido implicarte en mi nuevo proyecto con The White Lion Films. Ojalá hubiese sido posible. Habría sido la caña.
Este año no pude ver ni a tu hermana Inma ni a tu sobrina Victoria. Se las hecha en falta, pero sé que están bien con tus padres en Madrid, eso ya es algo. Espero poder ir a verles pronto, que la promesa que les hice hace un año sigue en pie y las promesas se cumplen o no se hacen.
Tengo demasiadas cosas que hacer y extremamente poco presupuesto. La historia de mi vida. Por lo menos ahora estoy cobrando mis diseños para un bar cerca de mi casa. Cómo hemos acabado ¿eh? Precarios hasta la sepultura como lema de vida. Al menos si las cosas me salen bien en cinco años estaré viviendo en la tierra prometida dedicándome a hacer fotos en un pueblo perdido en África. Que le den por culo a los conciertos, que demasiado he hecho ya para las promotoras.
Por otra parte no te negaré que tuve mis dudas, estuve perdido, no sabía ni quién era de lo perdido que estaba, pero gracias a cinco personas me reencontré, o al menos estoy en proceso, y ello me salvó, y lo más importante, salvó mis rastas, rastas que no llegaste a ver, pero que algún día verás, si es que no me voy como Marley, entonces estaría chunga la cosa.
Ya no tengo fe en nada, pero casi mejor, porque así, si el 2021 me es propicio, me llevaré el doble de sorpresa. Estaría bonito, la verdad, pero no confío en ello, porque ya no hay esperanza, ni ganas de hacer cosas, ni buenas ni malas intenciones. 2020 me ha puteado la vida por todos lados y pinta que 2021 va a ser más de lo mismo. Al menos sigo aquí. Resistimos como podemos, pero resistimos.
Al menos me consuela que a estas horas debes estar pegándote un pedazo de soundsystem que lo flipas sin distancias de seguridad ni mascarillas en vinagre con Al Griffith y con Toots Hibbert. Saludales de mi parte y diles que lo hicieron bien, que mejor que estén ahí contigo que con nosotros.
Este año el artículo que te dedico es breve, desestructurado y hasta cierto punto confuso, como lo fue el 2020. El año que viene escribiré uno mejor. Te lo prometo.
 

error: Content is protected !!