Diez años cubriendo en el Rototom. En estos diez años han pasado muchas cosas buenas y muchísimas cosas malas. En toda esta década me ha dado para cubrir a muchísimos grupos y músicos que jamás pensé que iba a poder ver en directo. Podéis encontrar las crónicas de todos estos años en esta web, excepto las del 2017 que están en metronome.es.

Diría que en total han sido unos casi 60 conciertos porque alguno no lo habré encontrado. De leyenda en leyenda y tiro porque me toca.

Recuerdo cuando Chiara, que estaba en prensa me pasó al backstage junto a otro compañero para conocer a The Specials, o cuando Toots Hibbert me firmó el cartel del 2017, incluso cuando Javadub (mil gracias ahora y siempre, hermano) me coló al backstage para entrevistar a Israel Vibration y me hizo una foto que se quedará para siempre en el recuerdo.

También me acuerdo de cuando conocí a Saúl, a Ángel y eso me llevó a conocer a la familia de este último. Y el grande de Carlos Monty, que me ha acabado dando trabajo en uno de los proyectos de documentación relacionados con el reggae más importante que ha habido en esta tierra, y cuando este último me dijo que Tiken era un teacher, quien me diría a mi que gracias a esa entrevista de cuatro preguntas acabaríamos grabando lo que es la semilla de un documental que está en proceso.

Me acuerdo de cuando conocí a Aalaba, a las Monicas, Wolfy y Mooniblue, a Maxi aka Kasteyonkiss aka El Rumañol, en 2016. Por acordarme me acuerdo de hasta cuando le compré un bong a Cosmicbluesman allí en 2014 y no llegó a sobrevivirlo. También me acuerdo del Caballaman aka Maitía, en 2019 también conocí a I Mays, a Paloma, a Sara, Lucía… y de la buena gente con la que monté una ciudad de toldos este año: Alex, Mikel, Haisea, Laura, Martina, Alejandra, Sheyla, Andrés, Ercole, Alba, Pau… yo ya no sé, ha habido tremenda cantidad de gente a la que he conocido en el camping de ese sitio que difícilmente voy a olvidar.

Recuerdo la primera vez de seis que vi a Lee “Scratch” Perry, al que por desgracia jamás pude decirle Bon Dia y las tres veces que vi a Israel Vibration. A Tiken dos, a Protoje tres, A Mellow Mood unas cinco por lo menos, y este año por fin a Burning Spear y a Steel Pulse, entre muchos muchísimos otros.

En estos diez años he cumplido con creces, más que de sobras. Ahora toca lo malo.

Diez años de Rototom así como 10 años cubriendo conciertos. El Rototom de 2013 fue el primero que cubrí, con Jaume, así como nos pasamos tres años (2015-2017) comiéndonos el voluntariado o mejor dicho esclavitud moderna, para poder cubrirlo. Esta historia ya la he contado algunas veces. Diez años cubriendo el Rototom y no han tenido la DECENCIA BÁSICA de cederme un maldito photopass en todo este tiempo. Diez años cubriendo para que el responsable de prensa me diga literalmente en 2022 que no me acredita porque mi trabajo es una mierda y que mi último artículo era basura (una reseña sobre un recopilatorio de actuaciones en cd que me pasaron y que cuando escribí no tenía especialmente un buen día), me dijera que quien me creo yo que soy y proceder a insultarme en italiano al no querer pasar yo por eso. La gran profesionalidad de la directiva del festival destaca por su ausencia. En ocasiones se me escapa que los que los que estamos abajo debemos ser máquinas perfectas y sonrientes todo el rato. No se contemplan errores, porque son inadmisibles, excepto los suyos.

Diez años en los que esta gente si es que se les puede llamar así me han demostrado que el duro trabajo GRATUITO se paga con insultos, infravaloraciones, subestimaciones y humillaciones a una persona que trabaja ahí la mayor parte de veces por amor al arte y a la cultura.

Diez años en los cuales de esos, tres fueron yendo de voluntario para poder cubrir el festival entero porque no hay presupuesto viniendo de un medio absolutamente autogestionado y que nació en el underground más puro.

Diez años cubriendo el festival para darme cuenta que se está convirtiendo en un Tomorrowland de Hacendado y que dentro de poco no van a tener cartel para cubrir. ¿A quién vais a traer? ¿A Toots Hibbert? ¿A Peter Tosh? ¿A Bob Marley? Jamaica ya no da para tanto y los europeos piden demasiado para lo que llenan. Suerte con eso, campeones.

Diez años en los que una pizza al principio costaba tres euros y medio a que ahora una pizza completa(mente) congelada cueste VEINTITRÉS.

Diez años en los que al principio un stand costaba 300€ y ahora son 900 o 1000.

Diez años de cagadas, por ejemplo una de este último en el que el punto lila del festival estaba en otro sitio que el que marcaba el mapa oficial, o que este año no tenían ningún tipo de protocolo ante abusos sexuales dentro del recinto (Fuente: PDF oficial del punto lila en el que se especificaban cerca de 128 incidencias) u otro ejemplo más, en 2019 no permitir a los asistentes pagar con tarjeta de crédito acaparando así toda la facturación de los puestos del festival hasta el momento del reparto (aunque haya que matizar que este año permitían pagar con tarjeta directamente)

Diez años en los que he conocido a muy buena gente, pero sin duda ninguno de ellos pertenecía a la directiva.

Diez años en los que debo haber hecho más de 10.000 fotos en ese recinto, pero a todos se la suda un huevo.

Diez años en los que jamás me pidieron que hiciera nada de lo que hice, pero lo hice porque creía en el arte.

Diez años que no sé cuanto más va a durar, pero conmigo que no cuenten.

Diez años en los que han conseguido que ya no sepa en lo que creo.

Diez años en los que el capitalismo ha sido cada vez más hostil con los freelance autogestionados dentro y fuera del festival.

Diez años en los que me han pisado, pisoteado y vuelto a repisar, por si acaso.

Diez años en los que me han mentido sistemáticamente en la cara.

Diez años que ya han pasado y doy gracias por ello porque no los repetiría en el Rototom ni aunque me pagaran.

Diez años de sumisión con el diablo en el reggae que terminan ahora y para siempre. Habréis llegado a lo más alto, pero mi premonición es que caeréis a lo más bajo, porque todo imperio cae y vosotros estáis al borde del precipicio. Tiempo al tiempo.

Diez años han pasado y como aquí puedo decir lo que me de la santa gana, ahora os puedo mandar a la mierda, desagradecidos, que no tenéis amor más que por el dinero.

Diez años han pasado, y yo ya no tengo porqué callarme, porque… ¿Qué van a hacer contra un pringao como yo?

Al menos, que se sepa.

Y en cuanto a la foto de portada, al final he decidido hacer un homenaje a quien más importa, que ni siquiera es el festival, para qué iba a hacer yo eso, es a la família que saqué del camping de ese sitio. Aunque nos hayamos disuelto casi por completo, los dos primeros, Wolfy y yo, hemos estado siempre ahí.

C.G., llámame otra vez ahora para volver a decirme que mi trabajo es una mierda.

error: Content is protected !!