Barcelona se prepara para recibir a un artista que lleva más de una década desdibujando las fronteras entre géneros y expandiendo el universo del reggae digital. Biga*Ranx aterriza en la Sala Apolo el próximo 4 de octubre, y lo hace con un nuevo trabajo bajo el brazo, Rainshine, en el que ha sabido transformar la melancolía en un juego de luces y sombras sonoras.
El músico francés, conocido por su habilidad para moverse entre el dub, el dancehall, el hip hop y el reggae con una naturalidad envidiable, ha creado a lo largo de los años un repertorio que ya es patrimonio de sus seguidores. En directo, su propuesta es más que un repaso de canciones: es un viaje atmosférico donde cada beat se convierte en un pulso compartido con la sala.
En Apolo, la noche se dibuja como un choque entre lo clásico y lo nuevo. Por un lado, himnos indiscutibles como Liquid Sunshine, My Face o Petite Marie (Fanzine Remix), que siguen marcando la memoria colectiva de quienes lo acompañan desde sus inicios. Canciones que no solo evocan un tiempo pasado, sino que siguen latiendo con fuerza en cada concierto, transformando la sala en un coro unánime.
Por el otro, la presentación de Rainshine, un disco que apuesta por sonidos envolventes y colaboraciones brillantes: Pupajim, Chaton o Atili son parte de un entramado que da nuevas texturas a su universo. Temas como Moonshine, Danse o Trop D’Lumière parecen diseñados para crecer en directo, con bajos que hacen vibrar el pecho y estribillos preparados para multiplicarse entre el público.
El reto, como siempre en Biga*Ranx, será equilibrar la nostalgia con la novedad, trazar un puente entre quienes esperan escuchar “sus” canciones y quienes llegan dispuestos a dejarse sorprender. Lo que está claro es que el sábado en Apolo no habrá espacio para la indiferencia: será un encuentro de energía, comunión y sonidos que no entienden de etiquetas.
En tiempos donde lo inmediato parece gobernarlo todo, Biga*Ranx recuerda que hay músicas que se cuecen a fuego lento, que requieren ser vividas en directo para comprender su verdadera dimensión.