Hace ya tiempo, un tema me ha ido desgarrando mi juicio, a la espera de salir rabiosamente y estallar en la cara de alguien. Finalmente, me desahogo a través de las teclas… ¿Existe modo mejor?

Hay un gran numero de films que relatan historias de aquellos que padecen la gran enfermedad. El cáncer es una maquina de matar, a veces impredecible, a veces invencible. Una enfermedad que causa dolor a todo aquello que rodea, pero no es, sin embargo, incompatible con el amor. Muchas personas que han superado la enfermedad lo han hecho gracias al amor de su pareja, familia, y amigos. Otras veces, se pierde la batalla, y el amor se convierte en un sentimiento de dolor que causa un gran vacío interior. Como he dicho, hay un gran numero de películas que intentan reflejar esa vida, esa lucha y ese sentimiento.

Quizás el ejemplo más claro sea ‘Bajo la Misma Estrella’, película de 2014 basada en la novela de  John Green. El film tuvo tanto éxito, que no es necesario explicar de qué trata la historia.

En lo más profundo de mi ser, había un sentimiento de crítica cínica respecto la película. Lo dejé correr, dí el beneficio de la duda justificando al autor del libro: Los adolescentes también pueden padecer cáncer y enamorarse. Quizás el libro y el film quieran reflejar esa lucha tan física y metafórica entre la vida (amor) que ve su final en la muerte (el cáncer).

Luego vi el trailer de YO, ÉL Y RAQUEL. El beneficio de la duda ante películas de ésta índole fue desapareciendo poco a poco ante el visionado del vídeo promocional. Mi criticismo es bastante agudo, así que decidí de nuevo ignorar mi pequeña voz reivindicativa interna. Parece otra película que planta cara a un problema bien presente mediante el humor y la amistad (y quizás algo más, al final del film…) Mis sentimientos revolucionarios fueron contenidos hasta que…

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Emylia Clarke (Daenerys Targaryen) se enamora de un tipo a quién cuida ya que es un discapacitado. Yo aplaudiendo la pantalla, de manera estúpida y con cara de deficiente. En mi mente, mi voz reivindicativa ha reunido a una multitud de neuronas revolucionarias de tendencia anarquista y están tomando los medios de comunicación del cerebro (quienes deciden qué i cómo lo digo).

Ya está, se acabó, he explotado. Hay películas originales en el que el protagonista debe enamorar a su novia tras que ésta haya tenido un accidente de coche y haya perdido la memoria, luego hay películas basadas en hechos reales que nos conmueven con sus toques cómicos y que además, nos muestran con gran claridad la diferencia entre clases, como en la película ‘Intocable’ (2011), de Olivier Nakache. También existen aquellas películas pendientes de estrenar, dónde un tipo se enamora de una tipa sin sentimientos porque su padre, un escritor famoso, tenía una enfermedad mental.  

Pero después está el negocio, el morbo, el sensacionalismo. El género romántico y cómico está perdiendo su esencia, ante lo que parece ser, una pérdida de moda. Ante tal crisis, se adoptan estrategias de lo más cuestionables. ¿Y si hacemos que los adolescentes enamorados tengan cáncer? ¿Y se hacemos que una chica se enamore de un tipo en silla de ruedas? ¿Y si sobre-explotamos el género con protagonistas afectados por alguna clase de enfermedad y/o discapacidad para que la gente sienta más empatía y ganar millones?

No sé que películas entran en el saco del sensacionalismo, no sé que películas están realmente hechas para sensibilizar no solamente con una enfermedad sino con el estilo de vida que comporta. Tampoco sé qué será lo siguiente.

A veces me canso de mi propio escepticismo (que a veces puede rozar el cinismo). A veces pienso: -¿No eres muy duro con aquello que te desagrada? Pues quizás. Quizás debería desconectar mi sentido crítico, desconectar mis sentidos de observación y análisis y disfrutar un poco más de la vida. De vez en cuando, no va mal dejar de mirar lo que hay detrás de la cortina en un intento frenético (que algunos tenemos por naturaleza, sobretodo los periodistas) de encontrar motivos malévolos ocultos. Nah, mejor mañana.

PD: Por cierto, el tipo de ‘Me Before You’ es rico, vive en una mansión y tiene toda clase de servicios sanitarios a su disposición. Supongo que si la historia estuviera enfocada en un discapacitado pobre, en un país de recortes y gran desigualdad social, no hubiera tenido el mismo impacto (mejor procedo a desalojar mi cerebro de éstas tendencias anti sistema llamando a las neuronas anti disturbios, al menos, por ahora).

Jaume Sendra

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