‘Cada vez que Cristina Pedroche concede una entrevista sube el precio del pan’, mientras que, como comentario introductorio en Facebook, ponen ‘Otra polémica que desgarra las redes’. En Internet las visitas son poder, y a diario podemos ver docenas de premisas así de amarillistas y obtusas, con el único objetivo de llamar la atención del ‘lector’ e incentivarle a hacer click para leer -o no, poco les importa- la pieza. Este es el funesto formato en el que la mayoría de los medios comparten sus publicaciones en las redes sociales, intentando atraer a los ‘zombis’ de las mismas. Apodo como ‘zombis’ de las redes sociales a aquella gente que invierte cantidades indecentes de tiempo a leer chorradas en Facebook o Twitter, creyendo que están aprendiendo algo o que al compartir dichas chorradas están colaborando con causas nobles, cuando en realidad lo que están haciendo es alimentar la avaricia de estos tristes escaparates de información. Todos conocemos a alguno de estos ‘zombis’, y consumen mucho de este contenido. Ya no hablo sólo de artículos mal escritos sobre famosos, sobre dietas raras y otras cosas que lee la gente que no tiene cultura ni pasiones, sino de material aparentemente informativo que exhibe una superficialidad que debería ser alarmante. Ha llegado el momento de hablar de PlayGround.
PlayGround es una revista digital que ha hallado su gallina de los huevos de oro en los micro-vídeos informativos. Estos pequeños vídeos suelen durar entre 30 y 45 segundos, e intentan -fracasando miserablemente- explicar sucesos noticiosos con unos cuantos planos ‘contextuales’ a menudo desenfocados, sencillos patrones musicales de fondo, y frases escritas cortísimas, inconexas y a menudo insultantemente vacías. Ejemplo número #1 Empezamos con este precioso verso digno del mejor Lorca: ‘La buena arquitectura debería poder excitarte…’ En serio, ¿quién ha sido el genio que ha escrito esto? El vídeo trata sobre el fallecimiento de Zaha Adid, a quien el vídeo llama ‘la arquitecta más famosa del mundo’ sin darnos ningún dato contextual que nos ayude a entender por qué lo es. La mayoría de las frases ni siquiera tienen puntuación, emulando el estilo de escribir de los chats modernos por internet. Ejemplo número #2. En este caso ni siquiera el montaje sonoro está bien hecho. Resulta todo tan vago y vacío de substancia que es como si las noticias te las contase un amigo en el bar mientras tomáis unas cervezas. Una vez más, el principal objetivo de los vídeos es despertar la curiosidad de las personas que pasan por las redes sociales. Cuando estás haciendo scroll en Facebook en el móvil o en PC es inevitable encontrarte con uno de estos vídeos infernales, y cabe la posibilidad de que una de las frases escritas, aunque el audio esté desactivado, te llame la atención. Y entonces haces click, y ya te han cazado. Y si realmente te gusta el vídeo lo compartes, regalándole visitas a un ‘medio’ cuyo contenido podría producir cualquier aficionado en menos de diez minutos, y debes saber que estás siendo utilizado.
Para clarificar, si alguna vez habéis compartido vídeos de PlayGround o de otros ‘medios’ que carroñean con material ajeno, como WatchMojo, no pasa nada, no habéis cometido ningún pecado imperdonable. Es normal sentir curiosidad por las cosas y querer compartir lo que vemos con otros, se encuentra dentro de la naturaleza humana. Pero de todas formas debemos ser mucho más exigentes con el material que consumimos. Así como analizamos y criticamos todo tipo de productos culturales como libros, películas, videojuegos u obras de teatro, también debemos saber desmontar la información que se nos ofrece. Debemos ser capaces de discernir entre aquellas informaciones trabajadas que tienen una razón de ser y que buscan, por encima de todo, hacernos saber cosas, y aquel contenido cutre diseñado únicamente para generar dinero, y que no logra permanecer en la mente de las personas que lo ven. Seamos más exigentes. Por favor.
Lo dijiste mil veces mejor de lo que yo alguna vez he intentado decir lo mismo, aunque no particularmente sobre PlayGround, sino al amarillismo de estos medios, cómo funciona el “informar” actualmente debido a las redes sociales y al hecho de que pareciera que este mundo cada vez gira más y más rápido. Uno digiere una noticia y la supera más rápido.
Imagina por ejemplo Michael Jackson hubiera fallecido este 2017, no se hablaría de eso tanto tiempo como sucedió el 2009 cuando las redes sociales tomaban más fuerza.