Bienvenidos rockeros y rockeras que surfean por la red de redes que es Internet. Sí has ido a petar a este garito virtual que es el ‘Diario de un Musicópata’, aprovecha la experiencia y descubre la música a través de las palabras. Sí lo haces, es posible que suene en tus tímpanos de otra manera. Siempre es mejor escucharla que leer sobre ella, pero cúanto más se conoce, más enriquecedora resulta la experiencia.
Sé perfectamente la existencia de otras webs que se dedican a analizar álbumes recientes, pero, ¿para qué analizar álbumes recientes, sí podemos hacer que los lectores descubran entregas que por cualquier motivo merecen más reconocimiento del que tienen? Aquí analizaremos exclusivamente clásicos. Igual te preguntas por qué: ¿por qué creemos que generalmente se recuerda más una canción que un álbum, cuando debería ser al revés?, ¿por qué el Rock está en decadencia e igual para estimularlo hay que empezar desde los medios de comunicación, animando su promoción (aunque sea desde un rinconcito escondido como nuestro humilde blog), ¿por qué hoy en día la música apesta y conviene echar ojo a las vitrinas de la historia donde se exponen las obras maestras de este arte?. Bueno, igual es una mezcla de las tres (o igual es más por la tercera), pero lo que es seguro es que, como dice un dicho de orígen popular, “cualquier tiempo pasado fue mejor”, y en la música se cumple perfectamente.
La banda escogida para empezar con esta pequeña sección es la Creedence Clearwater Revival, o ‘the Creedence’, como se le conoce en jerga rockera. Nosotros nos referiremos a este grupo como ‘CCR’, para abreviar su largo nombre. Esta banda americana surgió en la postrimería de los años 60, el principio del final de la era más clásica del Rock & Roll, antes que irrumpieran en este glorioso género las variantes más duras, alternativas y psicodélicas.
[caption id="attachment_4481" align="aligncenter" width="408"] De izquierda a derecha, los miembros de la Creedence Clearwater Revival: Doug Clifford, Tom Fogerty, John Fogerty y Stu Cook[/caption]Sí por algo me gusta este grupo es por su pureza. Sí, pureza. Qué importante es esa palabra en el devenir de una formación para tener un estilo que se reconozca fácilmente, ‘esta canción suena muy…”. La CCR tuvo una corta trayectoria, tan solo fueron 5 años desde que, en California, los hermanos John y Tom Fogerty, Doug Clifford y Stu Cook se decidieran agrupar en 1967 para empezar a grabar clásicos del “rocanrol” que le suenan a todo aquel dotado de un gusto musical mínimamente aceptable. Son ejemplos ‘Fortunate Son’, ‘Have you ever seen the rain’ o el mítico ‘Proud Mary’. No obstante, siendo divina y fugaz su irrupción (se separaron en 1972, aunque hubo reuniones para conciertos hasta los 90, seguramente debido a la muerte de Tom Fogerty), la ‘Creedence’ supo crear su estilo propio, alejándose de las tendencias más populares, lideradas por ‘The Beatles’ o ‘The Rolling Stones’, o las más alternativas que empezaban a encabezar las listas de éxitos a principios de los 70 en ambos lados del charco, como David Bowie, Emerson, Lake & Palmer, Pink Floyd…
Las canciones de la CCR eran una combinación entre letras reivindicativas, en plena Guerra de Vietnam eran necesarias, y de espíritu rockero, que describían perfectamente lo que era tener una banda de rock en esa época. Todas ellas estaban escritas por John Fogerty, que aún a día de hoy sigue actuando en solitario interpretando los éxitos que marcaron su carrera (estará este 2017 en el Azkena Rock, en Euskadi). Estas letras se combinaban junto a un sonido que adaptaba a la perfección el Blues y el Folk americanos, que definían la historia musical estadounidense de los 30, 40 y 50, dentro de la rapidez y el ritmo del Rock’n Roll. Se podría definir de mil maneras más el sonido de este grupo, pero yo personalmente he querido recalcar el orígen de este y el significado de su contenido lírico. Eran los jodidos 60 y 70, la era de Woodstock (al que por cierto la CCR acudió en ese mítico agosto del 69), las protestas en contra de la guerra, la aparición en masa de los hippies… Fogerty y sus chicos sabían muy bien lo que tenían que darle a sus fans, y cada álbum era una descarga del más puro rock combinado con una enorme carga simbólica en su contenido lírico.
En los 60 se pasó de la figura solista de la estrella musical proveniente de Estados Unidos (Elvis Presley, Chuck Berry, Jerry Lee Lewis…) a las icónicas bandas que transformaron el concepto de Rock para siempre, en gran parte nacidas en el Reino Unido. La CCR fue, en mi opinión, la primera banda norteamericana que llamaría a las puertas del éxito, un éxito copado por agrupaciones británicas, pero que gracias a su influencia cambiaría en las próximas décadas. Quien no lo crea, que se informe sobre el gran interés que mostró en sus inicios todo un Bruce Springsteen por el legado de esta banda, o que busque en la biografía de los miembros de Nirvana y verá cómo de grande era el fanatismo, por ejemplo, de Kurt Cobain por los californianos. Incluso creó su propia banda tributo junto al que sería el bajista de Nirvana, Krist Novoselic, antes de su estallido en la escena ‘grunge’.
Pero, sin más dilaciones, pasemos a hablar de mi álbum favorito de Fogerty y cia: el Cosmo’s Factory (1970, Fantasy Records). El “Cosmo’s” supuso la quinta publicación de estudio de la CCR. Después de un año 69 tremendamente intenso, en el cual llegaron a publicar nada menos que 3 álbumes, esta agrupación había llegado a un punto en el cual funcionaba como un engranaje perfecto: todo lo que hacían sonaba a mítico. Eran buenos, muy buenos. Y, vete a saber por qué motivo, la audiencia norteamericana no les empezó a valorar como tal hasta la salida del Cosmo’s, pues no llegaron a encabezar las listas Billboard (las más prestigiosas en cuanto a popularidad), hasta este álbum.
[caption id="attachment_4480" align="aligncenter" width="334"] Portada del Cosmo’s Factory, el 5o LP de la CCR[/caption]Su título proviene de una casa de Berkeley, en el estado californiano, en la cual la banda ensayaba intensamente. Tanto, que decidieron apodarla “factory” (fábrica). El primer éxito que quiero destacar es Who’ll stop the rain. Este tema, de ritmo lento, combina los ritmos más Folk con unos tonos de guitarra muy Country, para obtener una pieza que gracias a su estribillo pegadizo se ha convertido en uno de los temas clave de este grupo. Con unas letras reivindicativas que en principio aluden a una historia puramente americana, pero que podrían interpretarse cómo si de una canción protesta se tratase, si entendemos “stop the rain” cómo una referencia a parar los ataques militares que se estaban llevando a cabo en la Guerra de Vietnam por parte del gobierno americano. Fogerty declaró en una entrevista en la revista Rolling Stone años más tarde: “la historia es americana, pero una vez estaba tocándola en casa y mi hijo la escuchó y me dijo ‘papá para la lluvia’. Yo miré a mi mujer cómo pensando ‘bueno, no era exactamente eso lo que quería decir pero tiene sentido”. Una situación parecida se da en otro éxito del grupo, Have you ever seen the rain, en el cual se da por hecho que de una forma metafórica, se alude al conlicto bélico vietnamita. “I wanna knoow, have you ever seen the rain… comin down on a sunny day…”, en clara referencia a los ataques aéreos que masacraron el país del sur este asiático en plena Guerra Fría.
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El segundo, una declaración de amor al rock’n roll de las raíces, un tema que combina rapidez, potencia, letras rockeras, y que es adictivo como el azúcar. Hablamos de Travellin Band. Este es sin duda mi favorito, quizás es porque me encantan las versiones en directo y este suena acojonantemente bien, tanto en las actuaciones de la banda original como las de Fogerty en solitario (acompañado de un genial batería llamado Kenny Aronoff). La voz rasposa y llevada al límite de John, y una base rítmica que bien podría tratarse de un tema de Chuck Berry o del mismísimo Presley, dan como resultado una pieza que define perfectamente lo que es la Creedence. Nada de efectos, nada de guitarras distorsionadas u otros rasgos de las tendencias alternativas que tan de moda estaban. Solo 4 tíos con bajo, batería, guitarra líder y rítmica y algo importante que contar en sus temas, recorriendo el país de concierto en concierto.
[embedyt] http://www.youtube.com/watch?v=VwcJ5WQSamQ[/embedyt]El tercer tema clave del Cosmo’s Factory es Lookin out my back door. Seguramente de los que he mencionado este sea el más popular entre los estimados lectores. El carácter de esta canción es altamente positivo. Los acordes de guitarra escogidos por los hermanos Fogerty , claramente de orígen Country, el dulce tono de voz de Fogerty y unos golpes de batería ejecutados de una forma más pausada, dan a esta canción un ritmo de Rock sureño increíble. Sobre su letra, surgieron varias visiones. Yo me quedo con una que dice que describen la sensación de ir bajo los efectos de la droga. Más si nos fijamos en el estribillo que dice “tambourines and elephants are playing in the band, won’t you take a ride in the flyin’ spoon?”. Mucha gente cree que esta última expresión tiene que ver con los efectos de la cocaína, pues se tomaba en cuchara (spoon), y cuadraría perfectamente con esa narración de los elefantes tocando en la banda. Otros dicen que la letra fue escrita por el hijo de John Fogerty, cuando tenía 3 años, después que este leyera un cuento infantil.
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Las letras de la Creedence Clearwater Revival, por lo tanto, insinuan en muchas ocasiones, pero tienen un significado enorme si se comprenden bien (más en esa época). El rock no es solo ritmos, son ritmos que inspiran rebeldía, protesta, rechazo, ir a contracorriente. El contenido es igual de importante que la melodía. La irrupción de este género fue una auténtica revolución gracias a ambos elementos, y este grupo californiano sabía combinarlos a la perfección. No es de extrañar, por ese motivo, que sus temas sigan sonando igual de bien hoy en día, incluso más nostálgicos. Como un buen Whiskey escocés, cuantos más tacos pasan, más puro se vuelve el producto y más rica la experiencia de su consumo, en el caso de la Creedence, en forma de clásicos musicales que nos transportan a la mitad del siglo XX. Sin más dilaciones ¡que me pongan cinco vasos de CCR, por favor!… Y uno de Jack Daniel’s para acompañarlo también.
¡Un saludo a todos los queridos lectores, hasta la próxima entrada rockera!