Es una buena noticia el final de los eventos desarrollados en los últimos días en el mar mediterráneo. Una buena noticia impregnada del sabor amargo de la cínica realidad, caracterizada por la escasez de actos de humanidad incluso cuando estos están ratificados por la ley, dejando paso a las batallas de una burocracia infantilizada. Una cínica realidad que envuelve también a periodistas, que temen que aquella ola de noticias sobre los acontecimientos del barco Aquarius sea fruto de una ola mediática más y desaparezca en el olvido junto aquellas 630 personas migrantes de 31 países distintos que fueron rescatadas. Entre ellos 58 menores. El temor a que los informativos públicos de este país no vuelvan a abrir sus noticieros con una sección de más de 15 minutos sobre las personas del Aquarius y su futuro incierto en las calles españolas, dando voz a un abanico amplio de expertos humanitarios y de oenegés. El temor que ese sentimiento de satisfacción al hacer algo bien con los demás sea efímero y desaparezca en el mar, junto con los demás migrantes.
Ya es conocida la incapacidad de las instituciones europeas de aplicar el derecho internacional en ámbito humanitario en tiempos de crisis humanas ante un paisaje europeo caracterizado por el auge de gobiernos de ultra derecha que no son muy dispuestos a cumplir con los Derechos Humanos. Da lástima como se pueden institucionalizar corrientes ideológicas que deshumanizan a las personas incluso cuando necesitan la máxima ayuda. Las políticas públicas basadas en colocar alambradas en la Europa Oriental ante los constantes desembarcos de personas refugiadas hace dos años así como el acuerdo entre la Unión Europea y Turquía son una buena muestra de ello.
Sin ser conscientes que esta falta de empatía no solamente va en contra de las reglas que antaño escribieron nuestros antecesores políticos, sino que también destruyen ése espejo con el que nos vemos reflejados, identificados con el refugiado que abandona su hogar para salvar la vida, o simplemente para ganársela. ¿Y si fuera yo? Pero no son espejos. Son ventanas a la realidad. Pueden ser recuerdos, pues en este país también abandonaron hogares con esa finalidad. Y en tantos Estados. En tantos vecinos. Pero cerrando las ventanas y las puertas también podemos romper esos espejos que siempre existen en segundo plano y creer que nunca vamos a estar en esa situación. Joder al prójimo mientras nos infravaloramos como personas.
Sustituir la prioridad humanitaria por la discusión fácil y por supuesto improductiva, daña aún más la imagen de la Unión Europea y de su capacidad de salvar vidas. Malta e Italia se han enzarzado en una discusión sobre quien debía cargar con las 600 vidas rescatados por el Aquarius horas antes y ante la impaciente mirada de Bruselas para acabar con el problema, el reciente gobierno de Sánchez ha dado una oportunidad a las vidas refugiadas en el Aquarius. Un hecho que no debería ser una buena noticia, sino un reporte más de un protocolo de emergencia bien resuelto para establecer vías seguras en el mar consensuado por una comunidad europea comprometida con la dignidad y la comprensión humana. Pero no existe tal protocolo. Ni exista tal compromiso.
Tuits de las altas esferas felicitan a Sánchez por su buen gesto, como el del primer ministro maltés, Joseph Muscat, que a la vez acusa a Italia de no respetar los compromisos de acogida.
I thank #Spain PM @sanchezcastejon for taking in #Aquarius after #Italy broke international rules and caused a standoff. #Malta will be sending fresh supplies to the vessel. We will have to sit down and discuss how to prevent this from happening again.This is a European issue -JM
— Joseph Muscat (@JosephMuscat_JM) 11 de junio de 2018
Una discusión que Italia tendrá también con el gobierno francés. Mientras los estados europeos compiten para ver quién es más Boy Scout, las crisis que llevan a las personas migrantes a jugar-se la vida para llegar a Europa se encrudecen. No solamente hablo de Siria, sino de países destruidos y olvidados como Libia, que sirve como agujero negro para los que huyen de todo el continente Africano y Asia Central ante una falta de orden institucional a causa del actual caos político, o Afganistán, que sigue padeciendo escaladas de violencia.
El paisaje no es bonito. Va costar estar a la altura en una era donde las políticas institucionales de los estados se basan en cerrar puertos y fronteras. Agitar la bandera y despotricar con el que piensa distinto, el que llega huyendo de la violencia o el que tiene otro color.
Los periodistas tenemos mucho a decir en tiempos así. Y espero que lo hagamos.
Artículos recomendados:
”El primer deber humano es ser humanos” y ”La globalización de la falta de empatía”, de Ramón Lobo en Info Libre.
”Their Road to Turkey Was Long and Grueling, but their short flight home was crueler” de Mujib Mashal, en The New York Times.
NOTA: LA FOTOGRAFÍA UTILIZADA ANTERIORMENTE ES DE LA AGENCIA EFE. SU UTILIZACIÓN NO PERSIGUE BENEFICIOS ECONÓMICOS Y TODOS SUS DERECHOS PERTENECEN A SUS RESPECTIVOS PROPIETARIOS.