Bendigo con un beso, traigo paz, soy un psiquiatra en la lluvia, curo tu dolor, bendigo tu cerebro y maldigo tu nombre.
Algunos sabréis a qué me estoy refiriendo. No, no tocó “I Am A Psychiatrist“, pero tenía tantas ganas de que lo hiciera que he abierto así el artículo, porque puedo.
Así como algunos habéis pillado la referencia, otros no lo habréis conseguido. Yo os cuento, compañeros del Dub: Lee Perry volvió a Barcelona una vez más, la cuarta consecutiva, para dar salida a sus éxitos menos conocidos, aunque algunos clásicos sí que asomaron, como por ejemplo “Police and Thieves”, de Junior Murvin y el mismo Perry.
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Él, inventor del dub por derecho propio y reconocido, y con 83 años, apareció en un Apolo 2 demasiado vacío para las expectativas, diciendo que ya no fuma marihuana (para gran alivio de los clubes donde toque), que en lugar de porros, la gente podía regalarle espejos para adornar sus excéntricas vestimentas.
Aunque finalmente no se pudo resistir a aceptar dos canutos como puños de grandes, bajo la atenta mirada de los gorilas del control de la sala. Esta vez ninguno de ellos fue proporcionado por miembros de este medio, como solía ser tradición. Una lástima.
Pese a estar ya más mayor que Mick Jagger, y como mi buen compañero de Metronome ya dijo, esta vez llevaba un adorno nuevo en sus ropajes, una placa de metal en forma de corazón invertido con la que iba haciendo rebotar los focos con una precisión preocupante al mover las caderas.
También se dejó sonar dado el momento otro clásico llamado “Chase The Devil”, en colaboración con Max Romeo, que evidentemente no se encontraba allí, aunque hubiese sido un puntazo. No llegaron, pero, otros temas como “Having A Party” o “Madman Dubwise“. El concierto duró alrededor de una hora y media, nada mal, y se revisaron muchos de sus temas menos conocidos. Total, con la de material que tiene detrás de sus espaldas podría pasarse años tocando de seguido y sin repetir una sola canción, aunque yo supongo que ya no está para este tipo de gestas.
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También decidió deleitarnos con un clásico tradicional en sus conciertos, el grandísimo “Rastafar I Jump“, tema que no he sido capaz de encontrar en versión de estudio, pero “that classic” igualmente. En esta ocasión no hubo piedras transparentes que brillaban con fuerza, estaba la propia persona indicada allí brillando por si misma.
Lee Perry, a día de hoy sigue siendo una de las personas vivas más extremadamente excéntricas y deificadas por las masas que mueve, que no serán grandes, pero son fieles, y se lo cree y lo demuestra cada vez que sube a un escenario. Aún así tampoco se dejó sonar en el escenario “Panic In Babylon”. Faltaron clásicos, sí, pero sobraban las “good vibes” que expande este hombrecillo allá donde sea que pise.
Por mi parte prometo estar presente en sus conciertos en Barcelona ahora y siempre, hasta que sea su final, o sea el mío, lo que tengo claro es que no voy a faltar a la reunión. Señor Upsetter, le esperamos a usted el año que viene, en el mismo sitio (el día puede ser distinto), a la misma hora.
Por cierto, esta vez no llevaba ningún símbolo comunista, así como tampoco se paró a hablar con ningún árbol antes de volver al hotel (al menos que nosotros sepamos) así, como apunte final.
Fotos: @shutterhigh