Hoy empezamos REGELQMTLE, una nueva sección de siglas fácilmente recordables, que no sé exactamente cuantos artículos va a tener si es que va más allá de este. Todo está por ver, nada es imposible. El tema, como de costumbre es que este año ha sido un año de revoluciones, ya sean políticas, sociales, musicales o sexuales, a todos los niveles imaginables, ya sea aquí en mi tierra o en tierras vecinas (algunas están más cerca y otras más lejos), pero la más importante de todas, efectivamente, ha sido la musical.
Esta sección lo que pretende es hacer un estudio medio serio a costa de la “multigeneroidad” de grupos que se alejan completamente del reggae, ska o dub y que aún así, estos mismos, al experimentar un poco en el campo grande y verde que son estos géneros, resulta que tampoco se les dio mal en absoluto.
La siguiente pregunta es: ¿Por qué Twenty One Pilots? Cuya respuesta sería: Yo que sé, preguntadle a Mar Thomas, ella tiene la culpa. O dadle las gracias por ello. Empecemos pues. Vamos a empezar por su primer disco para terminar con el último.
 
TWENTY ONE PILOTS (2009)
La primera es Falling Away, una canción que curiosamente y como prácticamente todo el resto de su discografía, la letra es dura de cojones, pero la melodía musical es una especie de beat en estilo (indie)-ska que uno podría pasarse bailando todo un día entero. Si bien es cierto que a uno le resuena cierto porcentaje de deep depression al escuchar el tema, es toda una sorpresa, para qué nos vamos a engañar, y más para alguien que no había escuchado nada de esta buena gente en toda su vida hasta agosto de este mismo año. Temazo. Como todos los que vamos a repasarnos.
 

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La segunda y última de este primer disco es Isle Of Flightless Birds, una canción que acabo de escuchar literalmente ahora por primera vez y que se me debió escurrir en mi escuchada masiva para este artículo. Esta es más dub, más deep. Puede que incluso sea (indie)-dub, muy chill, eso sí. Esta en concreto está creada marcando el ritmo de reggae clásico con el teclado, agudo-bajo-agudo, y cuando este no suena, la batería sigue el rollo con una especie de one-drop adaptado a la circumstancia.
 

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VESSEL (2013)
Screen sería la primera y última de este segundo disco, aunque realmente no sé si categorizarla como tal, ya que me recuerda a Rillo Talk de Wild Child, por mucho que lo más parecido que tengan es el ukelele y que el de este segundo tema mencionado no suene a reggae. Quizá sea cosa de mi cabeza, quizá esté en lo cierto. Lo que quiero decir es que esta es la muestra definitiva de que este grupo se dedica a predicar sentimientos depresivos haciendo mix con música alegre de cojones. Lo que vendría a ser una descripción bastante precisa de lo que es la depresión, un sufrimiento interno insoportable mientras por fuera todo es alegría.
 

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BLURRYFACE (2015)
Stressed Out es la primera. No es que sea especialmente reggae como tal, ni dub ni ska, pero se acerca. Suficiente para entrarla en este artículo, la aceptamos como animal de compañía. Por no ser, no llega ni a raggamuffin, pero el estilo es curioso, mola, está nice, es muy indie y muy poco rasta, pero tiene algo especial, como tú (bb).
 

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Ahora toca Ride, mi favorita hasta la fecha. Ride es reggae, es dub y es raggamuffin a la vez. ¿Cómo os quedáis? Esta puede que sea la gran obra maestra. Tanto la letra como cada nota de cada instrumento parece medida al milímetro. Tiene mezclas extremas con sintetizadores que no hacen otra cosa que aportar magnificencia al tema, tiene breaks venidos al pelo, tiene de todo y no tiene de nada a la vez. Le deja a uno las neuronas fritas de sobredosis de epicidad, y es curioso, porque para variar, la letra va en la línea del resto, pero la música le da un toquecillo de esperanza con el que se puede decir perfectamente algo así como “In the pech, chaval”.
 

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Con Lane Boy puede que ya se me esté yendo la cabeza, pero qué queréis que os diga, a mí, el estribillo musical me suena a reggae, y el resto me suena a una especie de pseudo drum and bass muy basto, especialmente el final, que se va más al drum and bass épico. Eh, que como crítica extrema a la indústria musical, no tiene maldito precio. Diciendo ahí las cosas bien altas, como son y como han sido desde siempre. No os quedéis en la línea, chavales, que vais bien por el camino que habéis elegido.
 

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Message Man vendría a ser el “Bad Boy” del disco, y la última canción del rollo de este disco. Es dub electrónico que ni llega al psydub ni al dark dub, pero que sobrepasa de lejos al dub tradicional escuchado hasta la fecha. ¿Deep Indie Dub? Tiene que volverse uno malditamente loco escuchando esta maravilla en directo. Escucha esos graves tan graves, deja que te envuelvan, deja de jugar con el mensajero y gózate la puta música joder, que para eso la hacen. Definitivamente, se me va la cabeza. Hay partes de la canción que no sé si clasificarla dentro del hip-hop o del Trub (trap+dub).
 

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THE TRENCH (2018)
La primera y última canción de este disco es Cut My Lip, que vendría a ser algo intermedio entre reggae clásico chill con algo de deep dub, hasta que empieza el Trub. Este tema parece creado para estirarse en un sofá, con un bocadillo vegetal entre las manos, cerrar los ojos y dejar que le posea a uno hasta perder el sentido de la realidad presente y pasada, darle el poder de evadirse a la gente es una gran responsabilidad. De hecho, todos sabemos que este género es chill, pero es que este tema en cuestión es más chill que gran parte de lo que se ha parido en Jamaica en los últimos tiempos.
 

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Twenty One Pilots viene siendo el grupo más multigénero que he escuchado en estos últimos años. Espero que sigan haciendo sus mezclas con reggae y con todos los subgéneros imaginables, así con todos los otros géneros que también han tocado pero que tanto todavía no han explorado (aquesta rima també te la regalo, com de costum). Hay otros muchos temas en estos discos que son dignos de mencionar, como por ejemplo el Implicit Demand For Proof, que es una especie de vals muy muy tocho. Sea como sea, no debo alargar más el artículo porque pasa de las 1000 palabras.
Este ha sido un muy buen experimento. Va a haber que repetirlo con otro grupo.

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